No han sido nada fáciles estos últimos días aquí en el Himalaya. Las últimas noches las he pasado en vela. La muerte de Sergi Mingote ha caído como un jarro de agua fría, una terrible noticia que no esperábamos en absoluto. Tan solo ponerme en la piel de Tamara Lunger o en la de la familia de Mingote… se me pone la piel de gallina. Les mando muchísimo ánimo desde aquí y un fuerte abrazo. Espero que encuentren consuelo en estos duros momentos.
Es cierto que quienes nos dedicamos a esto y no llevamos 4 días aquí entendemos que corremos muchos riesgos, que escalar este tipo de montañas no es ningún camino de rosas. Pero uno nunca está preparado para recibir este tipo de ‘palos’. Se hace tremendamente duro ver que alguien se va tan joven y por un desgraciado accidente.
Fue mi compañero de cordada Simone Moro quien me dio las dos noticias importantes del día por radio mientras nosotros tratábamos de avanzar un poco más allá del campo 1. “Alex, Mingote ha sufrido un accidente y vamos a ayudarle en lo que podamos. No pinta bien”. Me quedé helado. Acto seguido añadió: “el equipo nepalí ha logrado hacer cumbre en el K2”. Dos noticias contrapuestas que, sin duda, cambiaron mi estado de ánimo por completo. Por un lado, un buen hombre había fallecido y, por otro, un pueblo como el nepalí había logrado una hazaña mayúscula de la que me alegré muchísimo. Una sensación agridulce invadió mi cuerpo.
El siguiente paso lo tuve claro: por respeto a Mingote, debíamos de bajar automáticamente al campo base. Era mi manera de guardarle luto. De mostrarle mi consideración. No fue una decisión compartida en un principio por todos, pero sí firme y muy decidida. Era algo que debía de hacer. Para ser respetado, hay que aprender a respetar. Así lo hice. Descansa en paz, amigo.
Por último, mi más sincera enhorabuena al equipo nepalí. ¡Ole, ole y ole! No sabéis cómo me alegro por ellos. Durante décadas han ayudado a gente como nosotros a conquistar nuestros sueños y esta semana han sido ellos quienes han cumplido los suyos, entrando en la historia por la puerta grande. Leo con estupor las críticas de algunos puristas. ¿Cómo podemos criticar el hecho de que algunos hayan llevado oxígeno? ¿No es lo suficientemente duro y honrado el hecho de subir el K2 en pleno invierno? ¿Qué más hay que hacer para que la gente acepte que lo que han hecho no lo ha conseguido nadie en toda la historia?
No comparto estas críticas en absoluto. Tras estar durante muchísimo tiempo a la sombra de expediciones como las nuestras, han sido protagonistas de su propia historia, llevando la bandera nepalí a lo más alto. Desde aquí, zorionak! Tenéis un mérito enorme. Es una pena que esta noticia haya coincidido con la de la muerte de Sergi Mingote. La montaña tiene estas cosas. Es capaz de darte y quitártelo todo. Es parte de ella. Y lo asumimos.