El arte de vivir –o sobrevivir– en un Campo Base invernal
Texto: Igone Mariezkurrena (CB Nanga Parbat)
11/02/2016
… Y mientras tanto… toca pasar muchas horas y combatir el hastío en el Campo Base, lo cuál, créanme, también requiere de cierto arte e ingenio.
Esto es, en resumidas cuentas, un mini-núcleo francamente aislado y completamente autónomo en consecuencia, en el que convivimos, como si de una mini-sociedad se tratase, gentes de diferentes procedencias, diferentes culturas y creencias, diferentes sexos, diversas personalidades, gustos, costumbres, manías… diferentes cometidos y objetivos también, por lo que terminamos adquiriendo y aceptando diferentes roles, diferentes personajes.
Por supuesto, dependiendo del presupuesto con el que cuenta una expedición, existen varias maneras de venirse al Nanga Parbat invernal. Quien tenga la suerte de contar con un gran sponsor, podrá ordenar comida, queroseno y gas sin límites; su estancia aquí será más cálida y despreocupada, sin duda.
Pero no es el caso. Nuestro contrato con la agencia K2Pakistan incluye servicios limitados y previamente acordados (servicios impecables, por cierto) para 50 días (ya llevamos más de 40); así que también aquí nos apretamos el cinturón para poder ir gastando lo mínimo y ahorrar lo máximo.
Aquí van algunos detalles que pueden ayudar a comprender cómo transcurre nuestra vida aquí, a miles de kilómetros de nuestros hogares.
TIENDA COMEDOR Y COCINA, DOS EN UNO
Por ejemplo, un primer detalle importante es retirar toda la nieve del terreno sobre el que montar las tiendas que conforman el Campo Base, no vivir sobre nieve sino sobre tierra, por así decirlo, y después, dentro, forrar el suelo con grandes piezas de espuma aislante. Otro truco clave para poder optimizar al máximo el calor es levantar la tienda-cocina y la tienda-comedor como si de una sola estancia se tratase; bien pegadas para que el calor proveniente de los pequeños fogones de queroseno caldee la estancia en la que desayunamos/comemos/cenamos y pasamos la mayor parte del tiempo viendo alguna película, leyendo, escuchando música, charlando o encargándonos de las labores de comunicación –como es el caso de una servidora–.
Al mando de la cocina tenemos a Moshin Sadi (Golapur, 1976) quien ya estuviera con nosotros el año pasado en este mismo campamento, una especie de McGiver pakistaní capaz de reparar generadores, idear nuevas formas de iluminación e incluso masajear contracturas al margen, por supuesto, de elaborar infinidad de recetas diferentes a partir de los mismos ingredientes irremediablemente congelados; kilos de arroz y lentejas, también pasta, huevos, harina, alguna verdura, diversas especias locales que desconocemos y la carne de la cabra que mataron aquí mirando hacia La Meca conforman la base de nuestra dieta, aunque también hemos traído cargamento de casa (¡¡¡Gracias Isabel, Garoa Gaztak, Patés Katealde, Carnicería Alejandro Goya y Grefusa!!!).
Esta es la quinta expedición invernal para Moshin, hombre experimentado donde los haya que acumula ya más de 14 expediciones estivales y más de 30 salidas con grupos de trekking. Como asistente de cocina, mano derecha de Moshin, nos acompaña Zia Hayat Meer (Diamor, 1995 –no lo sabe con exactitud–) quien lleva unos cinco años trabajando en diferentes hoteles de Islamabad, Carachi y Lahore.
Entre los dos llevan un control exhaustivo de los víveres y los niveles de queroseno (para la cocina) y gasolina (para el generador) de los que disponemos. Siempre conviene racanear y guardar de más por si la nieve colapsa el camino y los porteadores no pueden llegar aquí a reponer existencias.
TIENDAS PERSONALES
A parte de la estancia común, contamos también con tiendas personales para los ratos que preferimos pasar a solas, y para las noches claro. El generador se apaga a eso de las 20:00, momento a partir del cuál nos quedamos sin luz, así que para las 21:00 normalmente nos retiramos a dormir. El desayuno no lo tomamos hasta pasadas las 9:00 de la mañana, porque el sol no calienta hasta las 10:30 así que es preferible aprovechar al máximo el calor generado dentro de la tienda. Cuanto más pequeñita, más incómoda pero también más cálida. Hemos aprendido que recubriéndola por dentro con esterillas conseguimos aislarla aún más manteniendo el calor y evitamos además que la escarcha nos caiga encima.
En cualquier caso, para hacer más llevaderas las gélidas noches, contamos con tres fieles aliados: un buen saco para Campo Base, la bolsa de agua caliente para los pies y el denominado ‘pee bottle’ –imprescindible– que nos permite orinar sin tener que salir a la intemperie. Durante el día, en cambio, en cuanto el sol se deja ver, nos apresuramos a abrir las cremalleras para airear las tiendas y los sacos de dormir humedecidos por la escarcha.
El apartado referente a la higiene/duchas etc… casi es mejor obviarlo por prácticamente inexistente. Esta vez no contamos con tienda-baño, así que cada uno de nosotros busca en los alrededores un lugar en el que a punta de pala abrir un hueco que haga las veces de inodoro. Para una ducha ‘full-body’ que decimos aquí, hace falta derretir varios litros de nieve, de modo que lo consideramos un lujo (relativo, porque el frío que se pasa no tiene nombre) del que hemos disfrutado en una sola ocasión desde el comienzo de la expedición. Lavarse la cabeza más a menudo sí que es posible, una vez descongelado el champú y siempre y cuando el fuego de la cocina esté encendido para poder correr a secarse el pelo, unos segundos bastan para que se endurezca y se congele.
PANELES SOLARES Y GESTIÓN DE RESIDUOS
Ahora contamos con más horas de sol que cuando llegamos a finales de Diciembre; entonces apenas nos acompañaba durante dos horas y media, ahora casi son cinco al día. Ello nos permite obtener energía a partir de los paneles solares, energía que, al igual que la proveniente del generador, va a parar a un transformador con el que cargamos ordenadores, móviles, cámaras… y demás aparatos electrónicos.
Por otro lado, también tratamos de disminuir el impacto que generamos en este entorno separando los deshechos que producimos, aunque no negaremos que se trata de una lucha un tanto frustrante tratar de concienciar mínimamente a los pakistanís que nos acompañan. Hemos acondicionado un gran agujero bajo una rejilla donde arrojamos los residuos orgánicos de los que, por cierto, los zorros se alimentan de noche.
Separamos pilas así como bombonas de gas, y los papeles y cartones los quemamos para reducir el volumen de los deshechos que habrá que bajar al término de la expedición. No es lo ideal, pero supone un avance respecto a lo que se viene practicando en este país.
Ni el frío, ni las incomodidades, ni las añoranzas harán desistir mientras el Campo Base siga albergando grandes dosis de amistad, solidaridad y ‘buen rollo’ en general. Nos lo decía Simone Moro el otro día: “las expediciones invernales son más un juego psicológico que un mero reto físico”.
Fuerte viento y numerosas avalanchas: seguimos sin grandes novedades
Texto: Igone Mariezkurrena (CB Nanga Parbat)
10/02/2016
Llevamos unos cinco días sin apenas comunicar desde este CB, y lo cierto es que seguimos sin grandes novedades.
De los nueve escaladores que a principio de temporada se trasladaron a esta vertiente Diamir del Nanga Parbat (8.126m) sólo Alex Txikon, Ali ‘Sadpara’, Simone Moro y Tamara Lunger persisten en su intento, dos cordadas ahora fusionadas en un mismo equipo que, muy a su pesar, sigue a la espera de una mejora estable del tiempo para lanzar el ataque a cumbre. En realidad, dado que llevan más de dos semanas sin poder superar los 5.100m, les hace falta una ‘miniventana’ que les permita volver a alcanzar el C2 o C3 y pasar una noche en altura para recuperar ese punto de aclimatación perdido; después, sí que sí, aprovecharían la primera ventana más prolongada para partir de nuevo desde CB esta vez con la cima en mente.
Sin embargo, tales circunstancias siguen sin producirse. El tiempo nos tiene ciertamente confundidos. Si bien es cierto que el frío no es tan extremo como el año pasado (aunque las temperaturas en este CB a 4.200m descienden fácilmente hasta los –15ºC cada anochecer, también hasta los –20ºC o incluso –25ºC en alguna ocasión), estos días atrás un Jet Stream con vientos del suroeste que apenas se ha dejado notar aquí abajo ha soplado con fuerza en altura.
Cuando no es el viento, es la nieve la que frena a los cuatro escaladores. El pasado 29 de Enero un desprendimiento de placa daba un susto afortunadamente sin consecuencias a Txikon muy cerca del CB. El 5 de Febrero ya informamos que ‘Sadpara’ y Moro se acercaron al C1 a comprobar el estado de la tienda tras la enorme avalancha que de víspera había barrido la ruta Messner (aquella vez encontraron el campamento en perfectas condiciones). Y hace dos días –8 de Febrero– durante otra de estas salidas rutinarias al C1 (4.800m) con objeto de mantener huella y forma física, los cuatro alpinistas pudieron observar de cerca cómo otro alud de placa había arrastrado toneladas de nieve y hielo desde los 5.150m (más o menos desde el comienzo del couloir que va hasta la base del Muro Kinshofer) hasta prácticamente los 4.700m, alterando por completo parte de su ruta. Este mismo día –8 de Febrero– encontraron la tienda del C1 (4.800m) enterrada bajo la nieve, probablemente como consecuencia de otra de las numerosísimas avalanchas de las que estamos siendo testigos estos días. Tras retirar la nieve, devolver las varillas a su ser y coser alguno de los agujeros que presentaba la cubierta de la tienda, emprendieron el camino de regreso al CB; y justo cuando completaban los últimos metros del glaciar, una enorme masa de hielo cayó desde lo alto de los Mazenos, desde su extremo más próximo al trapecio cimero del Nanga “¡Uuuuaaaaauuuuuhhhh, esta sí que se come el C1…!”. Con un poco de suerte sólo fue polvo de nieve lo que llegó al C1 –lo desconocemos–, pero la visión fue verdaderamente sobrecogedora y la onda expansiva llegó nuevamente hasta el CB azotando y cubriendo de nieve todo a su paso –también a los propios escaladores que no dudaron en recoger la escena con sus cámaras–.
Estas salidas rutinarias de las que hablaba –a veces a turnos, a veces en grupo– hasta el C1 (4.800m) son la mejor opción, si no la única, que les queda a Txikon, ‘Sadpara’, Moro y Lunger para mantenerse activos a la espera de que el Nanga les abra nuevamente sus puertas. De esta manera evitan perder musculatura y mantienen la huella abierta en el tramo de ruta más llano y, por tanto, más propenso a grandes acumulaciones de nieve. El alpinismo –especialmente el invernal– tiene, desde luego, mucho que ver con saber esperar pacientemente y no querer forzar situaciones que pueden volverse en contra, como trampas sin salida. Los cuatro confían en que la ansiada oportunidad llegará…
Txikon, ‘Sadpara’, Moro y Lunger retrasan al menos hasta la madrugada del 7 –domingo–, la rotación que preveían emprender hoy
Texto: Igone Mariezkurrena (CB Nanga Parbat)
05/02/2016
Parece que la breve ventana que esperaban se abriese hoy se va a hacer esperar unas horas más. Están siendo días medianamente agradables aquí en el Campo Base (algunos más soleados que otros, también varía la temperatura), pero a diario escuchamos y observamos frustrados que el viento sopla muy fuerte allí arriba, abortando cualquier intento por encima del C1 (4.800m).
De modo que, estas jornadas atrás, a los cuatro escaladores –Txikon y ‘Sadpara’, y Moro y Lunger– no les ha quedado más opción que turnarse glaciar arriba y abajo para mantener la huella y, lo que es igualmente importante, evitar perder musculatura y forma física.
Hoy ha sido el turno de Ali ‘Sadpara’ y Simone Moro. Tras ser testigos ayer de cómo una enorme avalancha barría la ruta Messner cuya onda expansiva llegaba hasta el mismo Campo Base, hoy han querido acercarse hasta el C1 (4.800m) para chequear el estado de la tienda que podía haberse visto afectada. Afortunadamente, aunque el alud ha violentado un poco las fijaciones, la tienda se encuentra en perfectas condiciones. Han continuado un poco más arriba, hasta los 5.200m aprox., y han comprobado que las condiciones del terreno, hasta las primeras palas heladas –hasta las primeras cuerdas fijas–, son francamente buenas –nieve dura y poco profunda–.
Ya por la tarde, a su regreso, Txikon, ‘Sadpara’, Moro y Lunger se han vuelto a reunir para analizar lo que cuentan las previsiones meteorológicas y trazar así una posible estrategia para los próximos días.
Parece, aunque en el Nanga Parbat hemos aprendido a ser más que precavidos y a hablar con muchas reservas porque todo puede cambiar de la noche a la mañana, que los días 7, 8 y quizás también el 9 de Febrero serán hábiles para una nueva rotación que, sin embargo, difícilmente podrá dar margen para avanzar mucho más allá del C3 (6.700m). En cualquier caso, servirá para que los cuatro escaladores recuperen ese punto de aclimatación que probablemente han perdido tras más de 12 días sin poder superar los 5.100m. El objetivo es moverse en la medida de lo posible.
Breve tregua por parte del viento que Txikon, ‘Sadpara’, Moro y Lunger aprovechan para reabrir huella hasta los 5.100m de la Kinshofer
Texto: Igone Mariezkurrena (CB Nanga Parbat)
01/02/2016
En efecto, tal y como adelantara la propia Tamara Lunger hace ya algunos días a través de su cuenta de Facebook, la cordada liderada por Simone Moro se une a Alex Txikon y Ali ‘Sadpara’ en la ruta Kinshofer.
Los dos italianos dan por clausurado su intento por la ruta Messner-Eisendle debido a las malas condiciones que presenta –“el serac a punto de caer y las grietas que se abren cada vez más”–. Lunger afirmaba también ser consciente de que “la mayor parte del trabajo de fijación de cuerdas está ya hecho”, y confesaba les sabe mal “no haber participado en ello”. Sin embargo, las ganas y la motivación que comparten ha hecho posible el acuerdo.
A partir de ahora, por tanto, unen fuerzas en una misma dirección para la que hoy han dado un primer paso conjunto: El viento, aunque sigue siendo fuerte en los campos de altura, ha dado una pequeña tregua por debajo de los 5.500m, gracias a la cuál los cuatro escaladores han podido reabrir huella hasta su C1 (4.800m) y avanzar más allá hasta los 5.100m (a la altura del C1 de la expedición invernal de 2015).
Txikon y ‘Sadpara’ han encontrado el terreno francamente diferente a cómo estaba cuando descendieron desde el C2 allá por el 24 de Enero: grandes trozos de hielo han caído desde los serac que custodian parte de la ruta, donde también han podido comprobar que alguna de las grietas se ha abierto notablemente. El fuerte viento de estos días ha acumulado cantidades considerables de nieve en las primeras palas al otro lado del glaciar, por lo que han ido avanzando con cautela y siempre pendientes de posibles desprendimientos.
Tras reforzar con cuerdas la fijación de la tienda, Moro y Lunger han depositado en este C1 diverso material personal que necesitarán para escalar hacia campos superiores, y también una tienda para cuatro personas que montarán en el C3 (6.700m), donde Txikon y ‘Sadpara’ ya dejaron cuerdas, material de escalada, comida y gas. Para ello, sin embargo, hará falta esperar unos cuantos días más, las previsiones meteorológicas no son muy halagüeñas.
Por otro lado, conviene aclarar lo que ya venía siendo evidente hace tiempo: La colaboración entre Alex Txikon y el italiano Daniele Nardi se ha vuelto imposible debido a manifiestos y constantes desacuerdos respecto al modo de afrontar esta expedición –diferentes ritmos de trabajo o prioridades, interpretaciones enfrentadas de algunos acontecimientos, y desacuerdos también en cuanto al comportamiento en Campo Base–.
Pequeño susto sin consecuencias que sirve de lección para tod@s
Texto: Igone Mariezkurrena (CB Nanga Parbat)
29/01/2016
Esta mañana Alex Txikon y Ali ‘Sadpara’ se disponían a trabajar volviendo a pisar la huella cubierta por la nieve que el viento ha movido estos días. No tenían en mente avanzar más allá del C1 (4.800m), las fuertes ráfagas no dan tregua ni opción.
Sin embargo, su plan se ha visto truncado por un susto que, afortunadamente, no ha tenido mayores consecuencias que el propio susto. Y precisamente por eso, porque hemos considerado que el peligro había pasado y porque Alex Txikon, aunque sepultado bajo la nieve, se encontraba bien, hemos tenido tiempo para tomar estas fotos que ahora queremos compartir.
Lejos de crear falsos alarmismos, nos parece importarte hacerlo porque creemos pueden servir de lección para tod@s; y el mensaje es claro: NUNCA debemos subestimar la montaña ni los peligros que presenta, JAMÁS debemos bajar la guardia porque el accidente más inesperado que puede acabar con tu vida puede ocurrir a escasa distancia del Campo Base.
En efecto, ha sido en el pequeño canal que da entrada al glaciar, a pocos kilómetros del CB, donde una placa de nieve se ha desprendido al paso de los escaladores. Sin tiempo para escapar, la montonera ha cubierto casi por completo a Alex Txikon quien, sin embargo, ha sido capaz de apartar la nieve que apretaba su pecho y poder así respirar. Ali ‘Sadpara’ ha acudido en su ayuda en cuanto ha podido desenterrar también sus piernas. La periodista que los acompañaba ha tomado las imágenes que ahora mostramos tras cerciorarse de que tanto Txikon, ‘Sadpara’ como ella misma se encontraban bien y fuera de peligro.
Este tipo de accidentes suceden cuando se desprenden las placas duras creadas por el viento y el frío –las llamadas placas de viento que son capas compactas y rígidas de nieve transportada y acumulada por el viento– bajo las cuales queda cubierta la segunda capa de nieve, la previal, la blanda, en este caso tipo azúcar.
Tras el susto, han querido seguir avanzando hacia su objetivo de hoy, el C1, pero un segundo desprendimiento en el mismo canal, aunque más pequeño, los ha hecho desistir y volver al Campo Base. Tendrán que pasar algunos días hasta que el terreno se estabilice.
Conversaciones con ‘Chachu’, uno de los agentes de policía entrenados para este CB
Días impracticables como el de hoy invitan a sentarse junto al fuego de la cocina y conversar durante horas; en estas circunstancias, no cabe mejor opción que invertir el tiempo conociendo mejor y sabiendo algo más sobre el que te acompaña…
Ikramatjan Naqepa (Fairymedow, 1979), ‘Chachu’ para l@s amig@s, es uno de los agentes de policía que permanecerá y convivirá con nosotros en el Campo Base hasta el término de la expedición. Posa altivo con su Kalashnikov AK47, sin duda, para él y sus compañeros hacerlo delante de una cámara extranjera constituye un verdadero orgullo.
Desde que en Junio de 2013 un tiroteo acabara con la vida de 11 personas aquí, el Gobierno Paquistaní a través de su Ministerio de Turismo obliga a toda expedición o grupo de trekking que se acerca a este valle a hacerlo con escolta, al menos un agente por cada dos extranjeros. Es, en principio, un servicio que presentan como gratuito, aunque en realidad (al menos para las expediciones invernales como la nuestra) son las agencias y, en última instancia, nosotros los clientes los que tienen que proveer comida, ropa y material (tiendas, sacos) a los agentes que nos acompañan, lo cual supone un gasto importante.
Según el periodista pakistaní Hamid Mir, durante los últimos tres-cuatro años el Gobierno Pakistaní ha destinado el 95% de su presupuesto a sus fuerzas armadas (Ejército + Policía) y a la reconstrucción de Waziristán y la gestión de los refugiados tras la guerra contra los talibanes. En la actualidad, el batallón destinado al glaciar del Baltoro, por ejemplo, lo engrosan 700 soldados, y en la provincia norteña de Gilgit-Baltistan existen más de 6.500 agentes de policía registrados. Son datos desproporcionados e inverosímiles para un país donde gran parte de la población, sobre todo la residente en áreas rurales, vive aún en condiciones infrahumanas, sin electricidad ni agua corriente, donde ni siquiera la educación primaria llega a tod@s las niñ@s, donde los matrimonios son concertados y las mujeres comienzan a concevir hijos a los catorce años sin más aspiraciones ni posibilidades para el resto de sus vidas que cocinar, lavar y cuidar.
En cualquier caso, el primer ministro Nawaz Sharif continúa destinando cantidades impensables a la guerra de disuasión contra India y ahora también a la seguridad de los miles de empleados chinos que trabajan tanto en las obras del Karakorum High Way como en la construcción de la que será la mayor presa de Pakistán, la que ya están levantando sobre el río Indo a su paso por Chilas.
De cierta manera, también es consecuencia del ataque de 2013 que el presupuesto para seguridad haya aumentado en la provincia de Gilgit-Baltistán, donde, sin embargo, los habitantes perciben que la rivalidad religiosa entre chiitas y sunitas, aunque existente, se ha calmado considerablemente y la situación se ha normalizado. En 2014 y 2015, los agentes de policía del distrito de Daimer, al que pertenece este valle, han recibido por primera vez entrenamiento específico por parte del ejército, prácticas que los certifican como aptos para labores de seguridad y rescate en alta montaña.
Ikramatjan Naqepa ‘Chachu’ es uno de los cerca de 100 hombres (no hubo mujeres) que el pasado verano recibió dicha formación en la Army High Altitude School de Rattu, en la zona de Astore. Pero no es uno cualquiera, matiza orgulloso. Él fue el primero de su promoción, el que mejor calificación obtuvo en las pruebas a las que fueron sometidos al final del curso y por las que fue galardonado con una medalla y 5.000 rupias (unos 50 euros) a parte del correspondiente certificado que entregan a todos.
A diferencia de otros agentes que nos han acompañado, ‘Chachu’, que estuvo con nosotros también el año pasado y que sufrió leves congelaciones en sus pies por los que estuvo ingresado en el hospital durante seis días, es un hombre afable e increíblemente voluntarioso. Nos muestra sus fotos y nos asegura excitado que con ellos aquí estamos “en buenas manos”, porque se trata de un curso muy completo de 80 días a lo largo de los cuáles combinan horas de teoría con prácticas de tiro, prácticas también en río, escalada en hielo, rápeles, orientación, running… “Los más altos mandos del ejército pakistaní se encargaron de instruirnos, e incluso tres capitanes venidos de Azerbaiyán compartieron prácticas con nosotros”, lo cuál significa un gran honor de acuerdo a los esquemas mentales y al orden de valores de un paquistaní que lleva diez años dedicado a esto.
Sin embargo, ‘Chachu’ tiene en mente otras ideas para el futuro: “En el cuartel de Goharabad gano 32.000 rupias al mes (unos 320 euros), no está mal si lo comparamos con otros salarios, pero prácticamente vivo en el cuartel, lejos de mi pueblo y mi familia”. En efecto, cuenta con tres-cuatro días de permiso al mes (siempre y cuando los pida), aunque también confiesa que de vez en cuando se escapa, “de noche y en ausencia de los superiores”. Salvo los turnos en los checkpost rutinarios, su trabajo allí consiste, básicamente, en “estar preparado para la acción”. Suena bastante aburrido; mucho tiempo libre, pero pocas opciones.
Así que ‘Chachu’ ya tiene entre manos una alternativa: está construyendo un pequeño hotel en su pueblo, en Fairymedow, en la vertiente Rupal del Nanga Parbat, a tan sólo tres horas del Campo Base. “Los cimientos ya están, a ver si ingreso más dinero y puedo empezar con los tabiques. En cuanto el hotel esté en marcha y vea que empieza a generar lo suficiente, dejaré el servicio y me dedicaré a viajar junto a mi mujer y mis cuatro hijos”. No es que le haya tocado la lotería, pero casi. El Gobierno Pakistaní ha valorado en 25.000 dólares (de momento sólo ha cobrado 6.000) las tierras que tenía y que ha vendido en Chilas, hectáreas que quedarán bajo el agua una vez la presa financiada por China a cambio de electricidad y libre explotación de piedras preciosas esté terminada.
‘Chachu’ no es el único. Los números y cuentas de muchas familias aquí están cambiando de la noche a la mañana, y en cierto modo, indirectamente, lo hemos notado. Nuestro guía local Attaullah nos comentaba al inicio de la expedición que este invierno ha sido más complicado que nunca dar con hombres dispuestos a portear: “Ahora la gente aquí se está haciendo rica con la venta de las tierras, y no les es necesario pasar frío para ingresar algo más de dinero”. Menos porteadores, servicio más caro; casi mil rupias más por cada (10 euros más) que el año pasado. Habrá que ver cómo o en qué se transforma todo ese dinero que el Gobierno Pakistaní (en realidad, China) está inyectando en esta región.
Txikon y ‘Sadpara’ marcan el glaciar por si las nevadas que se espera lleguen estos días cubren la huella
Texto: Igone Mariezkurrena (CB Nanga Parbat)
26/01/2016
Día ciertamente desapacible en el Diamir. Sin embargo, no conviene perder la forma ni acomodarse demasiado en el Campo Base, así que Alex Txikon y Ali ‘Sadpara’ han empleado la mañana para marcar con bambús la travesía que va desde el CB hasta la morrena (donde las grandes acumulaciones de nieve son muy habituales) y, sobre todo, el glaciar.
Hoy precipita ligeramente, es posible que en total caigan unos cinco centímetros a lo largo del día; no supone gran problema. Sin embargo, es más que factible que durante las próximas jornadas nieve más copiosamente y la huella se cubra por completo. De esta forma, Txikon y ‘Sadpara’ adelantan trabajo, actúan de manera previsora y dejan las mayores grietas del glaciar bien señaladas para cuando emprendan la nueva incursión.
A la espera de una buena ventana, ruta lista para el ataque a cumbre de Txikon, ‘Sadpara’ y Nardi
Texto: Igone Mariezkurrena (CB Nanga Parbat)
25/01/2016
Doce días de trabajo en la montaña, tres noches en el C1 (4.800m), otras cuatro noches en la limitadísima repisa del C2 (6.100m) y más de 2.500 metros de cuerda en total (casi 200 kilos) porteados y fijados allí arriba, hasta los 6.700m del C3.
Han pasado 25 días desde que el 31 de Diciembre llegamos a este Campo Base, y en este tiempo el equipo liderado por Alex Txikon ha sido capaz de equipar los tramos más técnicos de la Ruta Kinshofer del Nanga Parbat invernal (8.126m), hasta su C3 (6.700m): los 900 metros helados del couloir empinado que va desde los 5.100m hasta la base del muro Kinshofer (6.000m); el mismo bastión rocoso que hace las veces de puerta para el C2 (6.100m); y los siete largos de hielo vivo (unos 25-30 metros) que van desde los 6.500m a los 6.700m entre el C2 (6.100m) y el C3 (6.700m).
Con las líneas listas (a tramos, líneas dobles), con la ruta equipada hasta el C3 (6.700m), con suficiente material/comida/gas allí arriba y habiendo pasado varias noches en altura, la cordada internacional se muestra satisfecha con el trabajo realizado y se siente preparada y con fuerzas para lanzar el ataque definitivo a cumbre en cuanto el tiempo se lo permita.
“Si las condiciones no varían, según pudimos observar desde el C3, desde esos 6.700m hasta la cima no va a ser necesario equipar”, explica Txikon. Por supuesto, entran en juego otros factores a tener en cuenta como el frío y la altura, pero tanto Txikon, como Sadpara y Nardi están convencidos de haber llevado a cabo la parte más complicada, comprometida y laboriosa de la expedición: “La ruta nos la sabemos de memoria, tenemos memorizado con cuántos metros de cuerda y con qué cuerda contamos en cada tramo…. está más que preparada para el ataque a cumbre… ahora sólo necesitamos un poco de suerte con el tiempo; que nos de una oportunidad”.
Los vientos fuertes de los que hablaban las predicciones de meteo ya están aquí. Los tres escaladores regresaron ayer al CB tras establecer un depósito en el C3 y pasar noche en el C2. Ahora toca esperar y cruzar los dedos para que ni caiga mucha nieve (ello los obligaría a abrir huella de nuevo hasta el C1) ni la mala racha se alargue demasiado.
Txikon, ‘Sadpara’ y Nardi establecen un depósito en el C3 (6.700m) y regresan al C2 (6.100m) para pasar noche
Texto: Igone Mariezkurrena (CB Nanga Parbat)
23/01/2016
Objetivo cumplido para la cordada liderada por Alex Txikon: ruta equipada hasta el C3 (6.700m). Han descartado, por el contrario, la idea de pasar noche a dicha altura debido a que se espera que en menos de 24 horas lleguen vientos de hasta 160km/h. En estos momentos descansan ya dentro de sus sacos en el C2 (6.100m) desde donde mañana podrán emprender un descenso más rápido minimizando así el peligro de exponerse a las fuertes ráfagas.
De 8:00 a 17:00; nueve horas de trabajo para terminar de equipar los 500 metros que separan el C2 del C3. “Las primeras dos horas han sido heladoras, a la sombra, menos mal que contábamos con las cuerdas que Ali y yo fijamos anteriormente hasta los 6.500m”, aclaraba Txikon vía walkie.
Sin embargo, los últimos 200 metros hasta el C3 (6.700m) transcurren prácticamente en su totalidad sobre hielo vivo, y el de Lemoa ha reconocido que les ha costado más de lo esperado: “No pensábamos que nos iba a llevar tanto tiempo, la verdad. El hielo aquí está durísimo, tenemos los gemelos y los dedos reventados de cramponear frontalmente”.
De todas formas, se muestran contentos y satisfechos, conscientes de que haber alcanzado los 6.700m es clave de cara a la siguiente incursión que podrían acometer ya con en ataque a cumbre en mente.
Durante la jornada de hoy han fijado en total 400 metros de cuerda y han depositado diversas estacas, tornillos de hielo y pitones en el C3, al que no han subido, sin embargo, la tienda dado que ya iban “demasiado cargados”.
Una de las características propias del Nanga Parbat (8.126m) invernal es la constante volatilidad de las condiciones meteorológicas: esperábamos una estupenda ventana hasta el lunes 25, pero ahora parece que se acercan unos diez días de fuertes vientos que harán imposible el trabajo en la montaña. Quizás un nuevo giro nos sorprenda en breve. Por de pronto, Txikon, ‘Sadpara’ y Nardi estarán de vuelta en el CB mañana.
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Txikon, ‘Sadpara’ y Nardi alcanzan el C2 (6.100m) con 600 metros más de cuerda para seguir equipando
Texto: Igone Mariezkurrena (CB Nanga Parbat)
22/01/2016
Txikon, ‘Sadpara’ y Nardi han dado comienzo hoy a una nueva rotación en la montaña. Habrá qué ver cuánto da de sí esta ventana que en principio iba a aguantar hasta el próximo día 25.
Jornada dura pero satisfactoria: Los tres escaladores se han levantado a eso de las 03:00 de la madrugada (23:00 en casa), a las 03:30 desayuno y para las 04:00 en marcha, directos hacia el C2 (6.100m). En apenas dos horas han alcanzado el C1 (4.800m) donde se han equipado con arneses y crampones antes de seguir avanzando hacia el couloir que separa su primer campo de altura de la base del Muro Kinshofer.
Hacia las 12:30, desde el CB podíamos observar que la cordada liderada por Txikon ya se encontraba prácticamente a los pies del bastión de roca, y a las 15:30 recibíamos su llamada confirmando que habían alcanzado el C2 (6.100m) y que ya se encontraban dentro de la tienda.
Entre 10 y 11 horas de trabajo, por tanto, para salvar unos 2.200 metros de desnivel acumulado. En las primeras rampas, hasta adentrarse en los largos de hielo vivo, les ha tocado luchar contra la nieve acumulada estos días atrás, la misma que ha enterrado sus cuerdas fijas. Cada uno de ellos ha cargado con 200 metros de cuerda y 2 cartuchos de gas, con lo cual, siempre y cuando el tiempo se lo permita, ya cuentan con material suficiente para seguir equipando al menos hasta el C3 (6.700m).
Esta será la tercera noche a 6.100m de altura para Txikon y ‘Sadpara’, pero la primera para Nardi. Del mismo modo, conviene recordar que Txikon y ‘Sadpara’ equiparon la ruta hasta los 6.500m (200 metros por debajo del C3) durante su anterior incursión.
Marek a 7.000m
Txikon informaba contento e ilusionado a este CB que, por primera vez, habían logrado entrar en la frecuencia de radio de la expedición polaca que lo está intentando por el otro lado, por el Rupal. Concretamente, han establecido una breve conversación con Marek Klonowski quien se encuentra a estas horas a 7.000m de altura aunque, según hemos entendido, tiene previsto descender mañana. Desconocemos quién lo acompaña.
Revol y Mackiewicz a 7.200m
Por otro lado, según nos ha informado Simone Moro vía walkie (él mantiene contacto con Elisabeth Revol y Tomek Mackiewicz a través de mensajes vía satélite), la cordada franco-polaca se encontraba a las 11:00 de esta mañana dentro de la tienda a unos 7.200m de altura (pero a mucha distancia de la cima). Aunque cansados y con mucho frío, confirmaban su intención de protagonizar el primer ataque a cumbre de este Nanga Parbat invernal 2016. Sin embargo, el parte de meteo del que dispone el italiano augura un brusco cambio de viento para mañana y más aún para pasado mañana. De modo que Moro ha informado de tal peligro a la pareja y, según nos comenta, espera que conociendo dicha información Revol y Mackiewicz decidan emprender mañana el descenso hacia CB que, sin duda, será durísimo para la francesa y el polaco que llevan ya más de una semana en altura. En cualquier caso, este es un extremo aún sin confirmar.
Moro y Lunger descienden
La cordada italiana arrancaba hoy temprano hacia arriba, planeaban alcanzar durante la jornada de mañana su Campo3. Sin embargo, cuando recibíamos la llamada de Moro (hacia las 15:00 hora local), se encontraban en el C1 y con intención de regresar al CB debido al cambio de meteo del que nos hablaba el propio escalador italiano.