Gracias por seguirme a cada paso. Sois parte de mi mochila
Una expedición más mostrando apoyo incondicional, una vez más respaldando los proyectos invernales en los que nos sumergimos. Gracias por el compromiso, la contribución, mi más sincero agradecimiento a los patrocinadores y colaboradores que garantizan nuestras aventuras.
Vuestro respaldo ha sido fundamental para hacer posible este proyecto, me siento afortunado de contar con aliados tan audaces cuyo compromiso es inquebrantable. Mi más profundo agradecimiento por vuestra generosidad y apoyo continuo.
Quiero agradecer también a todas las personas que me siguen en las redes sociales, en el blog de la web alextxikon.com y a los medios de comunicación, las y los periodistas que se hacen eco de mis avances en la montaña.
Seguiremos luchando para alcanzar nuestras metas y objetivos.
Eskerrik asko, gracias, Thank you, Grazie, Dhanyabad
Crónicas desde el Annapurna capítulo VI
Hoy día 13 de Enero, tal vez deberíamos de estar más arriba, pero por algún motivo no lo estamos, seguramente no habremos sido lo suficientemente inteligentes o eficaces en el Annapurna 8091mt. ¿Por qué? porque hemos llegado en tres ocasiones al Campo 3, y no lo vamos a hacer en más ocasiones. En primavera, habitualmente se asciende el Annapurna con una única rotación para hacer cumbre, dos de los nuestros hemos pasado incluso en cuatro ocasiones por el gran Colouir.
¿Por qué hablamos del gran Colouir? para hacernos una idea es uno de los sitios más peligrosos y locos que te puedas imaginar, si una avalancha te coge, desprende metralla en bloques de hielo de diferentes tamaños, más grandes que un coche. Eso te borra de la faz de la tierra ipso facto, hemos asumido demasiados riesgos ya, una cosa es que me coja a mi, pero no a mis compañeros. Esta vez he librado por partida doble ( dos avalanchas casi nos hacen no seguir respirando más). El Annapurna nos ha dicho basta, lo hemos intentado, tenemos las fuerzas y las ganas, pero tal vez me falta hambre de cumbre, al conseguir hace 1 año la cumbre del Manaslu, probablemente nos falte hambre de cumbre, pero como decía, una cosa es que todos los presentes principalmente están aquí por mi, y si me voy yo ,no pasa nada, otra cosa es, que se vayan ellos, eso no es de buena persona por saciar nuestro ego de cumbre.
Lo hemos peleado, hemos porteado todo nosotros, hemos equipado todo nosotros. Me he equivocado yo solo y nos hemos levantado todos. Creo que quedarnos sería una imprudencia dadas las condiciones tan excepcionalmente buenas, pero a su vez tan comprometidas y arriesgadas. El Annapurna está en transformación constante, y está tan pelado, que hace de ella una montaña frágil y amenaza allí por donde pasamos. Además, el cielo, a excepción de los dos últimos días no deja de rugir, no puedo permitirme el lujo de exponer más a mis compañeros y por eso tras hablarlo y meditarlo durante toda la mañana, hemos decidido dar un sí a la vida garantizada, y dejando atrás nuestras pretensiones de seguir intentándolo.
Gracias en especial a todos mis compañeros, Chhepal, Magkpa, Ang-gyalu, Mayla, MigTemba, Lakpa, Tashi, Moeses, Mattia, Eneko, Andrés, staff de 7summits, lo hemos sufrido y también disfrutado, a los que nos habéis seguido y a patrocinadores y amigos.
Graccie mile, obrigado , eskerrik asko, gracias, dhan'yavāda
Crónicas desde el Annapurna capítulo V
El equipo de alpinistas al completo ya está en el CB del Annapurna tras haber alcanzado durante la mañana de hoy el C3 (6.400m) en la tercera rotación en altura de su expedición invernal #AnnapurnaColdPeaks. Desafortunadamente, al llegar se han encontrado con que el depósito (estacas, tornillos de hielo, 2.000 metros de cuerda, gas, 3 tiendas snowbound) había “desaparecido”, debido al colapso de una de las estructuras de hielo.
Según explica el bizkaitarra, “hemos perdido todo el depósito de C3, y no por el viento, si no por el colapso de una de las estructuras de hielo que ha provocado la desaparición de prácticamente todo el material que teníamos en este campamento, salvo unas bobinas de cuerda”.
Concretamente, lo que ha sucedido es que “la zona donde estaba ubicado el depósito en C3 ha cedido, formándose alguna grieta por la que se ha perdido todo el material. Este es un terreno complejo, con un conjunto de seracs que se podría asemejar a una cascada de hielo. Tal y como está el Annapurna en estos momentos, sin nada de precipitación y con muy bajas temperaturas, no hay prácticamente lugar seguro”, señala Txikon. Este motivo ha obligado a volver a CB al equipo al completo.
Crónicas desde el Annapurna capítulo IV
Nuestro cocinero y coordinador del Campo Base Eneko Garamendi nos enseña las tripas del CB del Annapurna (4.200 metros), donde descansamos y preparamos la estrategia para atacar la cumbre en los próximos días. Como podéis ver, este refugio temporal es el centro neurálgico de la expedición donde nos reunimos para recuperar fuerzas, planificar la ascensión, analizar los partes meteorológicos, charlar, organizar el material gráfico para la prensa y comer juntos. Es de aquí donde parte la ascensión y es un enclave tan importante como la propia cumbre. Espero que disfrutéis de este breve tour por el campamento.
Crónicas desde el Annapurna capítulo III
Salimos del campo base el día 23 de diciembre, y, la verdad que, lo hicimos sin un objetivo claro, tan solo el de seguir trabajando. A la salida del CB, sobre las 10:00 A.M, mi mochila estaba más cerca de los 30 kilogramos que de los 25 kilogramos. Pero empecé a recordar lo que hicimos en el año 2010, con el equipo de Alfilo, por aquel entonces capitaneado por Edurne Pasaban. Me hacía ir espitoso, recordando la que, sin lugar a duda, ha sido mi mejor primavera. ¡Qué expedición aquella, con el doblete de Annapurna y Shisha Pagma un mes después!
Antes de las 15.00 P.M estaba en el C1, a 5.150 metros, y con más de 1.000 metros de desnivel positivo.
Dos noches fueron las que pasamos en el C1, ya que aprovechamos para marcar toda la ruta del cruce del glaciar con banderas de bambú. Entre tanto, la Nochebuena la pasamos cenando arroz con lentejas y, de verdad que, lo pasamos genial.
Ayer, día 25 de diciembre, salimos en dos grupos distintos, otra vez porteando otros 25 kilogramos. Montamos el C2 a unos 5.600 metros, aunque, reconozco que no me gusta mucho este campo. Este tipo de emplazamiento en una ladera invita a darle vueltas a la cabeza toda la noche, hasta que te mentalizas.
Hoy, he salido a las 7.30 A.M de la tienda, y, tras organizar a todo el equipo, hemos partido hacia arriba con fuertes rachas de viento. Las ráfagas, afortunadamente, no eran constantes. Hemos salido con 1.200 metros de cuerda, material para equipar, dos tiendas snowbound y tres para situarlas en el C3.
Como he dicho al empezar, hemos pasado cuatro días y tres noches en altura, en las que, el equipo, compuesto por ocho personas, hemos tenido que realizar un esfuerzo sobrehumano, porteando y equipando la ruta hasta el C3. Así, ya tenemos la llave para poder intentar la cumbre.
Si en nuestra llegada al CB el pasado 22 de diciembre nos hubieran dicho que cuatro días después seriamos capaces de llegar hasta el C3, no nos lo hubiéramos creído, y, es que aún no nos lo creemos. El tiempo también nos ha ayudado, pero lo cierto es que no se nos ha regalado nada. Y remarco que, cuatro días después de comenzar el invierno astronómico, que estemos en el c3 es una buenísima noticia.
El problema ya sabemos cuál es: como todos estos años atrás en cuanto la montaña diga que no, será que no. Mientras tanto nosotros a disfrutar de todo lo que estamos haciendo.
Muchas gracias por vuestro apoyo. Aquí seguimos con la motivación por las nubes. Volveremos a partir hacia arriba en un par de días.
Crónicas desde el Annapurna capítulo II
Hoy, 20 de diciembre, partimos de Pokhara en dirección al campo base de la vertiente norte del Annapurna, a 8.091 metros. En las expediciones, muchas veces suelen aparecer imprevistos, con los problemas que ellos derivan. Sin embargo, con la experiencia que nos atesora, nos armamos de valor y seguimos paso a paso, porque somos conscientes de que el camino es muy largo.
En los próximos días, exactamente el próximo 22, esperamos alcanzar el campo base, a 4.200 metros, justo al inicio del invierno astronómico, como en todas nuestras expediciones invernales, que siempre nos hemos regido a su inicio.
No hay consenso acerca de las expediciones invernales, son muchas las opiniones acerca de estas expediciones; por lo tanto, cada vez viene siendo más común encontrar en artículos de prensa, e incluso de la especializada, aspectos que no son para nada acertados. Ello nos lleva a caer en subjetividades, por ejemplo, según la nacionalidad de dicho ascenso. En ocasiones, se eleva hasta el olimpo; mientras que, en algunos casos, se le atribuye una importancia mínima.
Nosotros tenemos suerte, porque lo hacemos por y para nosotros, algo que nos facilita el terreno. Ahora bien, siendo honestos, desde el año 2010/11, en el primer intento invernal, nos dimos cuenta de que las condiciones climatológicas son muchísimo más favorables en el mes de diciembre. En el mes de marzo, las temperaturas empiezan a mejorar sustancialmente, por ello, las condiciones más adversas comienzan en el mes de enero y febrero. Esto lo digo con el fin de buscar un consenso donde todas y cada una de las opiniones nos lleven a un mismo punto de partida.
En mi opinión, convendría que todas y todos los actores invitados en esta disciplina del Himalaya, comencemos a construir un relato con cierta celebridad, donde todas y cada una de las opiniones se tengan en cuenta. En esa línea, en vez de destruir, estaría bien construir, abriendo un debate ético en el que entendamos que es una expedición invernal, por que nacen, dónde y cuándo comenzó todo.
Si todo va bien, como ya he comentado, alcanzaremos el campo base el día 22 de diciembre, y sin demorarnos mucho, comenzaremos a trabajar en la montaña, empezaremos a jugar en y con ella qu, al fin al cabo, es a lo que hemos venido, a divertirnos y a pasárnoslo lo mejor posible.
Aunque mucha gente no entienda que beneficio se puede sacar a una expedición como esta, me gustaría confesar que, a nosotros, y, a mi particularmente, nos apasiona tantísimo lo que hacemos que somos capaces de arriesgar nuestras vidas por llegar hasta arriba ¿El objetivo? Ganar, más que nada, nuestra propia libertad, alcanzando nuestras metas y ensalzando nuestro ego a más no poder, llevando a cabo el acto más egoísta que podamos acometer.
Los próximos días y semanas, veremos hasta donde nos llevarán nuestra experiencia (entremezclada con algo de fortuna) y nuestras ganas y motivación.
Enviaremos las primeras fotografías e impresiones con nuestra llegada al campo base.
Un saludo y hasta pronto.
Por cierto, me gustaría resaltar la labor de los porteadores antes de encontrarnos con ellos. Son quienes portearan todas las cargas durante un par de días, hasta que lleguemos al campo base. Quisiera agradecer a cada uno de ellos su esfuerzo y compromiso, ya que, sin ellos, no sería posible. Tampoco me olvido de nuestros patrocinadores, ya que su ayuda, al igual que la de todas las personas que nos estáis viendo, es fundamental.
Un saludo enorme desde Pokhara.
Crónicas desde el Annapurna capítulo I
Nos acercamos al inicio del invierno astronómico, época en la que allá por el año 2010-2011 comenzamos con las expediciones invernales. La primera pregunta es: ¿por qué en invierno? A la que yo acto seguido me formulo otra: ¿y por qué no en invierno? En la evolución como persona y, en este caso, más en concreto, como alpinista, decidí descubrir lo que sería el invierno, quería saber cómo se debe actuar, cómo sería escalar una montaña en el Himalaya en la época más dura y comprometida del año, cuando las montañas son más hermosas, y la pureza invernal y la soledad te atrapan, dónde uno tiene que ser mucho más inteligente y astuto.
Este año, hemos decidido salir de casa el 29 de noviembre, y, hemos estado desde el día 2 de diciembre en cotas bastante altas. Hemos dormido a más de 5.000 metros en casi media docena de noches, y hemos estado a 6.000 metros, esto es, en cotas elevadas que nos hace estar mucho más seguros de nosotros mismos.
Si todo va bien, el próximo día 21 de diciembre, partiremos de Pokhara dirección a Dana, para llegar a Humkhola. Se estiman unas 6 horas de viaje en todoterreno. Desde allí caminaremos hasta el campo base; que, si no recuerdo mal, lo instalamos a unos 4.200 metros allá por el año 2010.
Para los que puedan pensar que escalar en invierno, primavera u otoño es lo mismo, solo con la incertidumbre que tenemos, digo poco. En primavera y otoño, es seguro encontrar agua en el campo base; sin embargo, en invierno, tenemos dudas de que podamos montar el campo base a 4.200 metros, ya que, al apenas haber registrado precipitaciones las últimas semanas, es más que probable que no haya nieve suficiente, y en el plano donde tenemos pensado encontrar el campamento base en esta época, no es seguro que vaya a correr el agua. Por tanto, la primera de las cuestiones es saber dónde montar el campo base, que tal vez sea a unos 3.800 metros, unas 2 o 3 horas más abajo de donde se suele montar el base, porque ahí, al menos, nos aseguramos de encontrar un lago. En ese punto, si tenemos 100% asegurado encontrar agua o el mismo lago helado.
El Annapurna que nos encontraremos en los próximos días será distinto a lo ya conocido, ya que las montañas en el Himalaya cambian; en nada se pareció el Everest en las 3 tentativas que llevamos a cabo en invierno a lo que conocíamos, al igual que en los últimos 3 inviernos en el Manaslu. La montaña esta allí, pero ella no es la misma. Por muy similares que sean las condiciones, el viento, las acumulaciones de nieve durante todo el año, según como hayan caído de repartidas etc., las hacen cambiar por completo, son distintas, pero, a su vez, son mucho más estéticas.
En esa línea, si todo va como hasta ahora, estaremos llegando al campo base el día 21 de diciembre, con el inicio del invierno astronómico, para montar el campo base, y, sin más preámbulos y con el cuchillo entre los dientes, como siempre, a trabajar duro, para poder tener una oportunidad. Si nos la concede, bien. Si no, ya sabemos de qué va esto, no hace falta más que mirar nuestras estadísticas. No son muy alentadoras, sabido es que, si fueran fáciles, más gente se animaría a visitarlas e, incluso se alcanzarían las cumbres en invierno con más frecuencia.
Aquí podéis disfrutar de unas fotografías del pueblo de Nagual, a 3.600 metros, donde pasamos varias noches. De allí, partimos al campo base del Far Chulu East, a 4.850 metros. En ese lugar, pasamos una noche, antes de tomar el camino al Hi Camp, a 5.300 metros, abriendo huella y disfrutando de la soledad y de las vistas tan hermosas. Por último, dormimos en un último Vivac a 5.650 metros, donde pasamos una dura y pésima noche, debido a que el aire soplo con mucha dureza. Eso provocó que pasase casi toda la noche sin dormir por la intensidad del aire. El siguiente destino fue la arista cimera. Allí, el viento, definitivamente, nos detuvo. Ya sabemos de qué va esto, “ante la duda la más segura”.
Ha sido un privilegio compartir estos momentos con amigos. Fue una pena, porque fui yo quien decidió darse la vuelta, y me da mucha pena por Jabitxu, pero es lo que tiene la montaña; hay que saber darse la vuelta y más cuando te están avisando a más de 75km/hora. Entre vivir o morir hay una delgada línea, y entre estar bien y meterte en líos (líos de verdad). Esa es la verdadera clave del éxito.
También os dejo estas fotografías en las que, junto con Mattia y demás amigos, hemos disfrutado de lo lindo. Por mí parte, me gustaría animaros a seguir nuestra próxima aventura.
Que sepamos, tan solo Denis Urubko ha comunicado que intentara el g1 en invierno. Hace más de una década, en 2010-2011, pude disfrutar del histórico ascenso al g2 de Cory, Denis y Simone, y no tengo más que palabras de ánimo para Denis, y de buena suerte para cada uno de los más grandes himalayistas del momento. La misma o más de la que necesitaremos nosotros.
Entre hoy y mañana nos juntaremos el resto del equipo que ahora mismo se encuentra ligeramente desperdigado. Este año contamos con la presencia de Andres Navamuel como cámara, que viene del treking del Khumbu, donde ha aprendido en primera persona lo que es la altura y el castigo que supone. Eneko aterriza mañana mismo. Así, todo el grupo nos juntaremos y pasaremos de los 20 grados al sol en Pokhara, a adentrarnos en el Annapurna, una montaña que ya escalamos el 17 de abril del año 2010.
¡Un saludo a todas y todos, y salud!
Fotografía de las vistas de Nagwal a 3.600 metros en el macizo de los Annapurnas con los Chulus al fondo
Vistas desde Nagwal valle abajo. Precioso cielo
Mattia Conte y resto del equipo en ascenso, a unos 4.600 metros en dirección al Campo Base del Far Chulu East de 6.059 metros
Mattia Conte en Campo Base Far Chulu East a 4.850 metros, con tiempo inestable y una ligera nevada
Localización del Campo Base Far Chulu East a 4.850 metros
Alex Txikon, bastante cargado abriendo huella de Campo Base al Hi Camp a 5.200 metros
Tiendas de Hi Camp a 5.300 metros con el Annapurna II al fondo
Alex en Hi Camp a 5.300 metros, detrás el Annapurna II
Vivac a 5.650 metros
Amaneciendo por encima de los 5.800 metros
Sufriendo las duras ráfagas de más de 70 km a la hora
Jabitxu y Ang-Gyalu llegando al vivac a 5.650 metros
Alex tras pasar la noche en el vivac a 5.650 metros junto al resto del equipo porteando más de 40 kg en yak Kharka. Da igual todo cuanto te esfuerzas en conseguir tu meta, por mucho que te esfuerces seguramente no sea suficiente, como fue en nuestro caso. Pero ha servido de motivación y de pasárnoslo genial
¡A la tercera va la vencida!
Un invierno más, aquí estoy, en Nepal. Por tercer año consecutivo voy a volver a intentar coronar la octava montaña más alta del planeta con 8.163 metros: el MANASLU.
Tengo los nervios a flor de piel, pero algo me dice que este año será diferente. Me siento con más fuerzas que nunca, jamás he estado tan motivado. Durante los dos inviernos anteriores he aprendido mucho de esta montaña y aquí estoy de nuevo, acompañado de un gran equipo, para lograr este sueño.
Llevo más de un mes aclimatando en el maravilloso entorno de la cordillera del Himalaya...
El pasado 24 de noviembre emprendí una nueva aventura, un nuevo treking al Campo Base del Makalu con un grupo de la Fundación Iñaki Ochoa de Olza - SOS Himalaya. Una experiencia enriquecedora a más no poder en la que he podido volver a disfrutar de la magia de este país y de su gente. Sin duda, un lugar que te atrapa desde la primera vez que pones un pie en él.
Por el camino, hemos hecho un sinfín de paradas. Kunghma y Seduwa son solo dos de los pueblos que hemos visitado, unos lugares cautivan, da igual las veces que regrese. Allí, todos y todas nos reciben siempre con una gran sonrisa; sus miradas llenas de ternura, ese brillo… Esta gente lo da todo sin esperar nada a cambio… siempre siento que estoy en deuda con ellos y ellas.
Y tras alcanzar nuestro objetivo del CB del Makalu, volvimos a Katmandú para rehacer la mochila y embarcarnos en una preciosa locura en el sentido más positivo de la palabra: alcanzar el Campo Base del Everest junto a mi amigo de Zalla Javier Lopez, que tiene parálisis cerebral. Javier… todo un ejemplo de superación. Un hombre amigo de sus amigos, siempre dispuesto a echar una mano, el tipo de compañero que todas y todos queremos a nuestro lado. Junto a él no han faltado risas y buenos momentos. ¡Imposible explicar con palabras todo lo que me ha enseñado!
Y como no podía ser de otra manera, siempre que estoy por la zona, hay algo que no puede faltar, una parada obligatoria: Lukla. Un pequeño pueblo en el que vive una de las personas que más me han enseñado en mi vida personal y profesional. Se trata de Pasang Themba, un escalador que coronó el Everest el 14 de mayo de 1980 con Martin Zabaleta. Un gran alpinista, y mejor persona. Pero durante la visita ocurrió algo que no me esperaba. Fui testigo de los problemas auditivos que Pasang padecía, por lo que, sin dudarlo, le animé a que bajase a Katmandú con nosotros para visitar a un médico. Finalmente, le han puesto unos audífonos que le han devuelto la sonrisa y las ganas de vivir. Y nunca mejor dicho. Está tan feliz, que ha decidido acompañarme durante una semana a mi último reto del año que acabo de comenzar.
En definitiva, dos trekings repletos de vivencias, sensaciones y emociones que me han ayudado a recargar pilas, a centrarme en la montaña y también, todo hay que decirlo, a aclimatar. Y por eso, espero que a la tercera sea la vencida.
¡Deseadme suerte!
Crónicas desde el Manaslu: capítulo final
No ha sido, ni mucho menos, la expedición que teníamos en mente. Si cuando comenzó nuestro aventura, en aquel lejano 13 de diciembre, nos hubiesen preguntado qué esperábamos de Manaslu 2022, ninguno hubiésemos podido prever lo que hemos vivido: dos meses de intensísimas nevadas en las que se han acumulado más de 4 metros de nieve y ninguna ventana de buen tiempo. Sencillamente, ha sido imposible siquiera intentarlo. La montaña no nos ha dado ni media oportunidad.
Cuando preparas una expedición de estas características tratas de ponerte en todas las situaciones posibles. Cómo no, la que prima por encima de todas es la de verte cumpliendo el objetivo, pero no es, ni mucho menos, la única ni la más importante. Lo que esperamos todos es volver a casa sanos y salvos y eso, afortunadamente, lo hemos logrado. En ningún momento hemos puesto nuestra vida en peligro.
Ahora bien, no entraba en ninguna de nuestras quinielas el hecho de que el Manaslu no nos abriera sus puertas en ningún momento. ¡No hemos tenido ni una semana seguida de tiempo estable! Es verdad que nuestras expediciones se realizan en invierno y que las probabilidades de nevadas y fuertes vientos son superiores comparándolas con las que se pueda haber en primavera o verano. Pero lo de este año ha sido una pasada. Cuando dentro de unos años eche la vista atrás y recuerde la presente expedición, la primera imagen que me vendrá a la cabeza será la de todo el equipo paleando nieve sin parar tratando de proteger el campamento base. Hemos tenido días en los que hemos estado más de 16 horas sacando nieve sin parar. Un trabajo de locos que no ha tenido recompensa.
He tratado de ver las cosas desde el lado positivo en todo momento. Quería creer que si habíamos tenido un mes de enero con mucha precipitación, febrero sería distinto. Pero no ha sido así. Apenas hemos podido subir un poco más arriba del C1, a 6.500 metros. No quiero decir con esto que si hubiésemos tenido dos semanas de buen tiempo lo hubiéramos conseguido. Eso nunca se sabe. ¡Pero es que no hemos tenido ni la oportunidad de jugar el partido!
No lo voy a negar. Volvemos frustrados. Mover todo lo que hemos movido para venir hasta aquí y encontrarnos con esto no ha sido plato de buen gusto. Tampoco podemos hacer mucho más. Son elementos que no controlamos. De lo que sí estoy orgulloso es de haber tomado las decisiones correctas en determinados momentos. Lo que ha estado en nuestras manos lo hemos gestionado bien. Por ejemplo, lo ocurrido a finales de enero. Viendo la cantidad de nieve que estaba cayendo y tras analizar el riesgo de avalanchas, decidimos que lo mejor para la seguridad del grupo era bajar a Samagaun, el último pueblo antes de llegar al campamento base. Fuimos a buscar resguardo. Un día más tarde una avalancha se llevó parte del campamento. No estábamos equivocados. La montaña estaba muy peligrosa.
Han sido dos meses largos, en los que hemos tratado de hacer todo lo posible. Por último, quisiera dar las gracias a todas las personas que me han dado ánimos durante estas semanas. Vuestro calor ha llegado hasta Nepal. Por supuesto, no me quiero olvidar de mis colaboradores y patrocinadores. Sin vosotros y vosotras esto hubiera sido imposible. Por último, dar las gracias también a Iñaki Álvarez e Iker Mediavilla, que han trabajado muchísimo y que me han ayudado un montón. Y, cómo no, a Eneko Garamendi y Sendoa Elejalde, que han portado mucho a la expedición. Otra vez será. Las montañas seguirán ahí esperándonos.
Crónicas desde el Manaslu: capítulo V
El tiempo no nos lo está poniendo nada fácil. No para de nevar. Es verdad que estos últimos días nos ha dado una pequeña tregua, pero el cielo vuelve a encapotarse y esperamos más precipitación de aquí a final de mes. No esperábamos tanta nieve, para ser sinceros. En las últimas semanas se han acumulado más de 3 metros y, claro, esto nos imposibilita seguir hacia adelante. Por ahora. Somos optimistas. Yo el primero. Espero que febrero sea un mes mucho más seco.
Estamos prácticamente en el ecuador de la expedición. Llevamos cerca de 40 días y tenemos margen por delante. Lo vamos a intentar hasta el final, pero para eso necesitamos que la nieve se asiente. Medimos constantemente el peligro de avalanchas y hemos incluso llegado a sobrevolar varios puntos en helicóptero para ver la evolución. Como decía, ha caído mucho y varias zonas están bastante peligrosas (en la escala europea, 5/5). Esto es lo que hay en las expediciones invernales. Lo sabíamos de antemano.
Soy optimista por naturaleza y creo que la situación cambiará. Iñaki también es de la misma opinión. Muchas veces las cosas se ven fáciles desde fuera pero cuando llegas aquí la montaña decide por sí misma. Es lo que hay. No podemos luchar contra la naturaleza. Tenemos que entenderla y saber interpretarla. Y, por supuesto, tener paciencia y esperar nuestro momento. Adaptarnos. Estoy seguro que el Manaslu nos abrirá sus puertas y podremos empezar a ascender durante las próximas semanas.
Mientras tanto seguimos en Samagaun, el último pueblo antes de llegar al campo base y que se sitúa a 3.400 metros sobre el nivel del mar. La gente nos ha recibido con los brazos abiertos y cada vez estamos más integrados en la población local. Nos tratan de maravilla. Su hospitalidad emociona. La semana pasada acudimos incluso a un funeral, en la que despidieron a una vecina. El budismo no para de sorprendernos. Es completamente diferente a lo que estamos acostumbrados. Los colores vivos, la música… cada día que pasa aprendemos algo nuevo. Eskerrik asko Samagaun!