Ha nevado como solo aquí se suele ver. En apenas 36 horas nos hemos encontrado con más de dos metros de nieve en el campamento base. Empezó a nevar y no ha parado en tres días. Una pena, porque volvemos a la casilla de salida. Toca reorganizar el campamento base, volver a abrir huella y colocar bambús, pero éramos conscientes de que esto podía ocurrir. No queda otra que sonreír, remangarse y seguir trabajando duro.
Estábamos progresando a muy buen ritmo. De hecho, en apenas cinco días habíamos conseguido ascender prácticamente hasta el C2. Iñaki y yo nos encontrábamos subiendo material cuando la nieve empezó a caer. Decidí volver al CB esa misma noche pero Iñaki descansó y bajó la mañana siguiente. Fue un jarro de agua fría pero las predicciones, que marcaban nieve, se cumplieron y nos han tenido paleando nieve durante muchas horas.
Menos mal que el CB estaba preparado para una situación de estas características. Siempre digo que organizarlo bien es una de las claves del éxito de una expedición, porque nunca sabes lo que puede ocurrir. Hay que prepararse para posibles vientos fuertes o intensas nevadas como la que nos ha caído.
Eso sí, las tiendas han aguantado fenomenal. También es verdad que no te puedes quedar de brazos cruzados esperando a que la tormenta amaine. Cada cierto tiempo hay que coger la pala y empezar a quitar kilos de nieve. Así hemos estado durante casi 3 días completos. Nos hemos pegado una buena paliza.
Pero parece que por fin ha salido el sol. Tras la tormenta tenemos algo de calma. Toca acondicionar todo de nuevo, volver a preparar la que es nuestra casa y, cuando lo hagamos, mirar hacia arriba. Ha caído muchísima nieve y no sabemos cómo estará el camino. De lo que estamos seguros es de que estará mucho peor que hace una semana y que esto complicará todo mucho. Pero ascender el Manaslu en invierno es duro, muy duro, y tenemos que prepararnos para ello. Estamos con muchas ganas. Esto acaba de empezar y espero volver con buenas noticias en unos días.