Bueno, pues después de tres largos días en el campo base, y digo largos porque han sido muy intensos, hoy cuarto día en el base, estamos de descanso. ¡Porfin! Llegamos al base el 2 de agosto y no perdimos el tiempo. Desempacamos todo el material y el 3 de julio estábamos ya metidos de lleno en el trabajo. Pelut se quedó en el base preparando los petates, Ekaitz escaló y equipó los siete primeros largos (los más descompuestos) y yo me que dediqué a portear el material desde el CB hasta el pie de la pared. Se viene a tardar una hora y hay unos 350 metros de desnivel.
Los días 4 y 5 de julio han sido especialmente intensos para Pelut y Ekaitz. Mientras yo he seguido porteando -en estos momentos tendremos ya más 300 kilos de material en la base de la pared- y he dormido en el campo base, ellos han hecho el trabajo más duro. Subieron el lunes para montar la línea y escalar algún largo más y lo lograron, pero les costó más de lo previsto, tanto que tuvieron que vivaquear en la pared.
Pasaron mucho frío y apenas durmieron nada en toda la noche. Imaginaros cómo lo pasaron que a las tres de la madrugada, sin esperar siquiera a que amaneciera, Pelut se puso a desmontar un largo. Al final, han sido más de 30 horas de actividad ininterrumpida para ellos. Han bajado algo cansados, pero muy satisfechos y con los deberes hechos. Ya están montados 400 metros de cuerda, y la idea es subir los tres mañana jueves a izar los petates. Yo solo puedo agradecerles ese trabajo, porque estos días sin meterme en la pared están permitiendo que la herida de las congelaciones del Kangchenjunga en el pie acabe de cicatrizar del todo.
Mientras tanto, vamos a disfrutar hoy del día descanso. Creo que nos lo hemos ganado.